Nuevos episodios: Toxica Bomba
Ropa deportiva
Numerosos estudios han demostrado que la ropa deportiva, fabricada principalmente con fibras de plástico, contiene sustancias químicas tóxicas conocidas como PFAS. Esta familia de sustancias polifluoroalquílicas se utiliza habitualmente en la industria textil. En el campo de la ropa deportiva, también está muy extendido el uso de estos productos químicos para hacer que los tejidos sean más eficientes y se adapten mejor a las condiciones climáticas. Aunque algunas grandes marcas afirman que están eliminando estas sustancias químicas de su cadena de producción, muchas prendas siguen conteniendo sustancias peligrosas para la salud.
Los PFAS se denominan «sustancias químicas para siempre» por su elevada persistencia en el medio ambiente.
Es absolutamente necesario que se prohíban totalmente estos productos tóxicos lo antes posible. Mientras tanto, hacer deporte no debe ser perjudicial para la salud, por lo cual es importante de utilizar materiales adecuados sin sustancias tóxicas.
Moda rápida
La intensidad con la que se consume la ropa no tiene limites y ahora tiene un impacto significativo en el medio ambiente. El uso de plástico, principalmente poliéster, está dando lugar a diseños de ropa baratos y de mala calidad, lo que crea muchos problemas en todas las fases de la creación textil. La extracción de materias primas fósiles, las emisiones de CO2 durante la producción y el transporte causa muchos problemas. Además de todo eso existe también los productos químicos utilizados para teñir la ropa, las microfibras liberadas durante el lavado, por no hablar de la falta de infraestructuras de reciclado, son factores devastadores para el medio ambiente. ¿Cómo podemos hablar de cadena de valor cuando en cada momento de la creación de una nueva prenda se ve afectado el medio ambiente y, por tanto, la salud humana? La industria de la moda rápida tiene que frenar y cambiar por completo su modelo de negocio, o su éxito económico causará enormes daños al medio ambiente. También corresponde a los consumidores hacerse la siguiente pregunta: ¿Realmente lo necesito?