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Vanuatu, un archipiélago comprometido

El archipiélago de Vanuatu forma una Y en el mapa de 80 islas e islotes pequeños y una docena de islas grandes, y a pesar de ser extenso (900 km de longitud), es el estado melanesio más pequeño. Aquí se encuentran volcanes por todas partes: algunos han estado durmiendo durante mucho tiempo, mientras que otros están activos. La actividad volcánica es permanente y los terremotos son comunes. Además, el país se encuentra en una región de huracanes, y las visibles heridas en algunos edificios dan testimonio de las consecuencias del de 2015.

La “juventud” de las islas hace que la fauna y la flora sean menos ricas que en su vecina Nueva Caledonia, pero su belleza deleita la vista. Los territorios están cubiertos por extensos bosques, y el banyan es una de las interesantes especies que se pueden encontrar allí. La costa cuenta con una accidentada topografía y alberga algunos manglares; verdaderos viveros que forman un ecosistema vital y frágil. En las bahías protegidas del viento aún se pueden observar dugongos, una especie en peligro de extinción que estaba presente en la primera laguna de Port -Vila, pero que fue ahuyentada por la actividad humana (turismo y contaminación). Desde entonces, este pacífico mamífero se puede observar en los rincones remotos, alejados del tumulto del hombre…

Del 3 al 14 de abril de 2019 Race for Water fijó su mirada en Efate (la cuarta isla más grande) y más específicamente en Port-Vila, una de las dos ciudades de Vanuatu. Un gran grupo de bailarinas y bailarines vestidos con ropas tradicionales nos estaba esperando en la plataforma para darnos la bienvenida. Nos ofrecieron cocos frescos, collares de semillas y conchas. La costumbre es un intercambio de ofrendas, así que nosotros les ofrecimos nuestros modestos regalos. Para nuestra sorpresa, allí no conviven dos, sino tres idiomas: el francés, el inglés y el bislama, siendo este último la base común.

Un país pequeño, pero con grandes ambiciones

Muy a su pesar, Vanuatu se ha convertido en el emblema de los pequeños países directamente afectados por el cambio climático. Al igual que sus vecinos, se enfrenta muchos retos ambientales y económicos. Los ciudadanos y asociaciones como “No Plastic Bags Plis” (Bolsas de plástico no por favor) han presionado al gobierno para que tome medidas drásticas en cuestiones medioambientales. Como consecuencia, el 1 de febrero de 2018, el Primer Ministro y el Consejo de Ministros firmaron la prohibición de ciertos plásticos no biodegradables y arrojar basura en la calle es ahora sancionable por ley. El gobierno ha dado un plazo de seis meses para que las empresas y los restaurantes reemplacen las bolsas de plástico, las pajitas y los envases alimentarios de poliestireno. Pocos meses después de la implementación de la “prohibición”, Port-Vila ha visto sus aguas liberadas del plástico.

Una de las empresas locales productoras de plástico (agua embotellada) ha decidido realizar una recolección: las botellas se compran a los recolectores y se guardan en su almacén. Si no pueden transformarse en el lugar o exportarse, ya no terminan en el océano.

Sin embargo, Rontexstar Mogeror, un miembro del gobierno, nos advierte: “La historia no ha terminado. Ahora debemos implementar un sistema de recolección eficiente que, en última instancia, permita recuperar los desechos y transformarlos en energía. La población está a favor y está dispuesta a hacer un esfuerzo, es hora de actuar porque todavía no somos grandes consumidores. Mientras tanto, todos los desechos, sin distinción, van al vertedero”.

Fuimos a verlo. A pocos kilómetros del centro de la ciudad y precedido por una pista, se extiende sobre 48 hectáreas. En 2006, el vertedero incontrolado fue oficializado y una empresa japonesa invirtió en él. Actualmente, solo el 15% del área total está explotada y entre 50 y 60 recolectores viven allí. Encontramos las bolsas amarillas (residuos domésticos) vendidas por el ayuntamiento para financiar la recolección de basura, cartones de envases de supermercados, electrodomésticos, neumáticos y residuos hospitalarios, el incinerador ha estado fuera de servicio durante varios meses… El lixiviado (líquidos de basura) no se recupera, los residuos salen volando a merced del viento y no se realiza la separación. El único punto positivo es que la vista de la laguna es bastante agradable.

El objetivo del país para 2030 es producir electricidad 100% renovable, la biomasa y el plástico podrían estar en la balanza junto con las turbinas eólicas, los paneles solares y el aceite de coco. Ya tienen los medios, pero, desafortunadamente, como a menudo, faltan los fondos. Nos reunimos con encargados de proyectos de “Waste to Energy” (Del residuo al recurso energético); las ideas y capacidades están desarrolladas y esperamos que sus proyectos tengan éxito.

Educación: una apuesta segura

Nuestro interlocutor dentro del Ministerio de Educación se muestra entusiasta: “Se ha establecido un programa de sensibilización en las escuelas, nuestros agentes también se reúnen con los gobiernos de las otras islas para no dejar ningún territorio de lado. La población está decidida, pero aún se tiene que medir el impacto medioambiental”.

Las asociaciones y ONGs que participan activamente en la educación de las generaciones más jóvenes apoyan el proceso. Se organizan limpiezas de playas y ríos, durante las cuales la población aprende a separar sus residuos, y a consumir de manera diferente, y es sensibilizada sobre el impacto medioambiental de la contaminación.

Eventos como la “World Environment Week” (Semana Mundial del Medio Ambiente), “World Day Clean UP” (Día Mundial de Limpieza) o el “World Water Day” (Día Mundial del Agua) son una oportunidad para educar a un amplio sector de la población. Solo en la isla de Efate se organizan todos los años ocho limpiezas de playas.

La fundación Okéanos promueve el transporte entre las islas a través de canoas de vela tradicionales. Quiere fomentar el comercio entre las islas y a la vez reducir la huella de carbono del transporte marítimo. Gracias a ello, muchas personas están formándose en el arte de la navegación, pudiendo así convertirse en los actores de una economía con sostenibilidad medioambiental. En Samoa conocimos a una de las siete hermanas mayores, y como si nos uniera un vínculo universal ¡nuestras dos tripulantes vivieron un momento lleno de emoción!

La escala ha llegado a su fin, estamos listos para salir hacia el norte. Hay esperanza teñida de desánimo. Como en todas partes, la urgencia es evidente. Estas personas extraordinariamente amables inspiran por su simplicidad: “Se necesita poco para ser feliz” podría ser su lema. Lejos de la sociedad de consumo, se dan cuenta del daño causado por esta última; y a la vez, los cruceros atracan y nos dejan sin palabras frente a este flujo ininterrumpido de pasajeros ansiosos por el exotismo.

 

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