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Soy un residuo en Tahití, esta es mi historia.

En 2017, 52,000 toneladas de desechos fueron enterrados en el centro de enterramiento técnico de Paihoro. Una cifra que ha caído desde el pico alcanzado en 2007 con 77,500 toneladas. Esta caída es una buena noticia, aunque no es suficiente. De hecho, el sitio alcanzará sus límites de capacidad en unos pocos años. Por lo tanto, es crucial reducir la producción de residuos. La disminución de residuos enterrados se debe principalmente a que ha aumentado la cantidad de residuos separados que son enviados al reciclaje, gracias a los esfuerzos de algunos municipios para organizar la recogida separada y a los ciudadanos que hacen el esfuerzo de separarlos.

Para rendir homenaje a estos esfuerzos, os presentamos la historia de algunos residuos tratados en la isla más poblada de la Polinesia.

Un residuo verde… Llego de los muchos jardines que los individuos cultivan con gran cuidado y que son muy productivos. Así que abundo en la isla. Soy depositado en el centro de los residuos verdes para que los equipos de Aurélien de la empresa Technival se encarguen de mi: paso por una máquina trituradora antes de ser amontonado en pilas y regado con frecuencia para no causar demasiado polvo y molestar a los residentes vecinos. ¿Cuál es mi futuro? Me transformo en compost y soy reutilizado en Tahití o incluso enviado a las islas más distantes para ayudarles a cultivar productos de huerta. De este modo permito nutrir los suelos y mejorar la calidad del producto acabado.

Residuo hospitalario… Bolsas de sangre, jeringas o vendajes. Soy transportado en cubos de basura adecuados hasta el centro de tratamiento operado por Technival. Insertado en una trituradora, soy machacado y reducido a un pequeño fragmento antes de pasar a través de un tubo de microondas donde se eliminan todos los virus y otras bacterias… Salgo en un gran contenedor en forma fragmentada y luego soy considerado un desecho doméstico no contaminado.

Aguas residuales… No todos los edificios construidos en Papeete están conectados a la red común de tratamiento de aguas residuales. Muchos edificios tienen su propia planta de tratamiento de aguas residuales. El que se ocupa de mi caso funciona con tecnología de biodiscos. Los discos parcialmente sumergidos en las aguas residuales a tratar se giran para asegurar tanto el contacto de las bacterias con las aguas residuales como su oxigenación y mezcla. En la fase sumergida del ciclo de rotación de los discos, la biomasa fija toma materia orgánica de las aguas residuales y luego la digiere y la degrada. La fase emergida del ciclo de los discos permite que las bacterias respiren. Los lodos excedentes se encuentran en las aguas depuradas, de la cual se separan y se recogen mediante una etapa de clarificación. Al final, salgo transparente como el agua con un nivel de limpieza equivalente al de las aguas de baño.

Residuos domésticos reciclables... Después de ser separados en casa para que nos coloquen en el contenedor verde con todos los residuos reciclables, los camiones vienen a recuperarnos. Llegamos a Enviropol donde nos colocan en una gran rampa que nos lleva a la línea de clasificación. Diferentes manos nos seleccionan para colocarnos en el contenedor correcto clasificado por tipo de residuo (cartón, botella de plástico, embalaje de plástico duro, aluminio, hierro, etc…). Los contenedores se vacían para ser compactados y enviados al extranjero para ser vendidos en el mercado internacional de reciclaje.

Si tengo la oportunidad de vivir otra vida y volver a ser útil, es porque estoy ubicado en municipios que han organizado la recogida selectiva esencial para el reciclaje de desechos y que la población se implica y cumple su parte. Desafortunadamente, muchos de mis congéneres no tienen tanta suerte. Si no se separan, terminan enterrados en un centro de enterramiento técnico o, lo que es peor, en un vertedero sin que se instale ningún sistema para garantizar que los desechos no contaminen los subsuelos, y los océanos. Algunos incluso son directamente abandonados o arrojados a la naturaleza, poniendo en riesgo todo un ecosistema.

Todo esto requiere medios, ciertamente; pero sobre todo una voluntad por parte de los seres humanos, incluidos aquellos que se han ganado el poder de decidir… ¡A buen entendedor…!

Los equipos de la Fundación desean agradecer, por su fantástica acogida y franqueza, a los dirigentes de las empresas TSP (recogida de residuos), Technival (valorización de residuos verde) y Enviropol (gestión y tratamiento de residuos) que nos han abierto las puertas de sus empresas.

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